Despidos y accidentes laborales, una realidad que no da respiro
Rosario y sus alrededores no se quedan afuera de esta problemática. Para debatir sobre este punto, Narciso Canteros de Manos a la Obra , Héctor Romero; delegado de SanCor, Cristian Aquino; ex trabajador del lavadero Virasoro y la arquitecta e inspectora en higiene y seguridad laboral Ana López Campillo fueron invitados por el instituto de periodismo TEA para informar a los alumnos sobre la situación actual de cada rubro.
Manos a la Obra es una ong que lucha por condiciones dignas de trabajo en las construcciones para evitar los accidentes. Según sus estadísticas, en 2005 se produjo la mayor cantidad de muertes (16) en obras en construcción de la ciudad. Al año siguiente la cifra bajo a 14. En tanto en 2007 fueron 10 los muertos por incidentes laborales y 12 en el 2008. Aunque los números asustan, el titular de la agrupación Narciso Canteros reconoció que la culpa es compartida: “Es sabido que muchas veces se improvisa para realizar un trabajo”. Pero señaló: “Todo trabajador no hace lo que quiere, sino lo que le indican”.
“En esta ciudad hay oídos sordos porque no se quiere ensuciar el “buen prestigio” de quienes construyen edificios”, afirmó Canteros. Al respecto, manifestó que las empresas ahorran dinero a costa de los trabajadores siendo la consecuencia directa la precarización laboral. “Contratan a jóvenes de 18 a 25 años y no los capacitan”, advirtió. “Hasta octubre de 2010 fueron 13 las personas que murieron trabajando en las obras”, señaló. Asimismo resaltó que el año anterior no se produjeron muertes debido a la campaña de concientización que lleva adelante la asociación Manos a la Obra.
El titular de la ong atribuye la causa de los incidentes laborales a la negligencia, impericia, falta de elementos de protección y la mala calidad de los materiales que se están utilizando. “Todos los accidentes son predecibles y prevenibles”, enfatizó. Aunque destacó que faltan profesionales en las obras y programas de capacitación para evitar los incidentes laborales.
Actualmente, Rosario cuenta con 60 inspectores que se encargan de controlar las medidas de higiene y seguridad en los ámbitos de trabajo. Para la arquitecta Ana Campillo, esa cantidad es mínima si se piensa que las empresas constructoras deben ser controladas para cumplir con las normas. “Son pocos, pero acá hay una ley que no se respeta y ese es el principal problema”, aseguró.
Conflicto SanCor y lavadero Virasoro
Los despidos son la otra cara de los conflictos laborales que desafortunadamente forman parte de la realidad cotidiana local. Héctor Romero es delegado de los trabajadores de SanCor hace seis años y denunció que desde 2008 la empresa viene cerrando plantas en todo el país y que ningún medio de comunicación hizo pública la situación.
El 17 de mayo SanCor despidió a cinco activistas gremiales en Rosario y a principios de septiembre echó a otros seis de una contratista, entre ellos un delegado. “La única que no está dispuesta a dialogar es la empresa”, dijo Romero. Desde que comenzó el conflicto, SanCor no ha acudido a las innumerables reuniones que estaban pactadas con el ministro de Trabajo Carlos Tomada.
Además Romero declaró que los medios tratan de “pobrecita” a la compañía que sufre las consecuencias de las protestas de los obreros. “Y nosotros somos los crotos y quilomberos que luchamos por nuestro trabajo”, prosiguió.
Además Romero declaró que los medios tratan de “pobrecita” a la compañía que sufre las consecuencias de las protestas de los obreros. “Y nosotros somos los crotos y quilomberos que luchamos por nuestro trabajo”, prosiguió.
“Ahora estamos en la etapa de los despidos. SanCor quiere cerrar la planta para convertirla en una oficina de venta”, concluyó.
El conflicto del lavadero Virasoro es otro ejemplo de precarización laboral. En 2007 los trabajadores comenzaron a denunciar que los materiales con los que trabajaban eran nocivos para la salud. “Los químicos que utilizábamos eran cancerígenos”, aseguró Cristian Aquino, ex trabajador del lugar. Sin embargo manifestó que la patronal sigue intacta y que intentaron resolver el problema con dinero. En 2009 los ex empleados del lavadero formaron una cooperativa de trabajo. “Me llevaré un peso menos a mi casa pero puedo disfrutar a mis hijos”, concluyó Aquino.
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