lunes, 4 de octubre de 2010

LA CIUDAD HAY ALREDEDOR DE TRESCIENTAS ESCULTURAS EMPLAZADAS

El vandalismo en las instalaciones urbanas es constante



Los ataques sistemáticos en los espacios verdes aumentan. Desde la Municipalidad trabajan para restaurar las estatuas pintadas y reponer las obras dañadas. Debido a los robos las piezas de bronce fueron reemplazadas por hormigón y cercadas






Numerosas son las plazas y paseos públicos con los que cuenta Rosario. Frondosas arboledas, canteros, monolitos, bustos y fuentes realzan su belleza natural. Estos lugares visitados por las familias y turistas son objeto de cuidados especiales para su mantenimiento. Sin embargo, el vandalismo en la ciudad aumenta y la restauración de las esculturas y reposición de juegos son permanentes.
“Siempre hay trabajo porque la rotura, el deterioro y la agresión son permanentes”, manifestó el director del área de Restauración de la Municipalidad, Marcelo Castaño. Además debido a la ola de robo de piezas de bronce, para luego ser vendidas, fue necesario reemplazarlas por otro material. “Se cambiaron por réplicas hechas de hormigón que luego se patina y se encera y se obtiene el mismo acabado”, dijo Castaño. En consecuencia se tomaron otras medidas como cercar todas las esculturas que estén en la vía pública.
“Los grafitis son los más frecuentes”, declaró el restaurador. En algunos casos cuando las estatuas son pintadas con aerosoles, la tarea de limpieza puede ser más perjudicial por el tipo de sustancias que se usa. “Siempre que se limpia una pieza algo se perjudica”, sobre todo cuando se trabaja con químicos, agregó. Asimismo, Castaño sostuvo que es común que en un mes no se consiga restaurar nada porque se trata de procesos muy largos.
“Limpiar los relieves del Monumento a la Bandera llevó un año aproximadamente”, recordó el director de Restauración. Y destacó que se necesita mucha delicadeza y paciencia para realizar los trabajos de mantenimiento. La escultura del general Las Heras en zona sur y la fuente de las Islas Malvinas son las obras que pintan y rompen con mayor frecuencia.
De acuerdo a los archivos del departamento de Restauración, la escultura más antigua de Rosario data de 1885 y se trata del monumento a Giusepe Garibaldi (ubicada en Oroño y Cochabamba) realizada por el artista italiano Alejandro Biggi. En 1970 una bomba destrozó por completo la obra. “Contamos más de cuatrocientos trocitos de mármol que fuimos uniendo”, resaltó Castaño. El director se refirió al vandalismo como parte de un “proceso de deterioro de la sociedad”. Remarcó que no hay respecto hacia los espacios y hacia el prójimo. “Esto es patrimonio de todos y la gente no lo termina de entender”, concluyó.

Seguidilla de hechos. El quipo debió restaurar la estatua de Ernesto Che Guevara, a la que intentaron cortarle las piernas en octubre de 2009. La escultura ubicada en el parque Hipólito Irigoyen (Laprida y 27 de Febrero) ya había sido agredida al poco tiempo de inaugurarse, cuando le pintaron una esvástica en el pecho.
En septiembre de 2007, el monumento a Alberto “el Negro” Olmedo ubicado en barrio Pichincha fue coloreado con los colores rojo y negro emulando la bandera de Newell´s Old Boys, en ese entonces, equipo rival de Rosario Central del cual era hincha el actor.
Según una nota publicada en 2006 por el sitio oficial de la Municipalidad de Rosario (www.rosario.gov.ar), el vandalismo en las instalaciones urbanas causa daños por dos millones de pesos anuales. La intendencia destina ese monto para reponer el mobiliario, semáforo o instalaciones del alumbrado público. La destrucción de contenedores de residuos es frecuente y obliga a su reparación o en muchos casos a su reposición.
En lo que respecta al transporte público, es común la rotura de vidrios y asientos. Con el objetivo de revertir esta situación y dado que destruir señales y mobiliario público es un delito, la página web recomienda denunciar estos hechos ante los organismos competentes.


“Fabricamos doscientos cincuenta juegos infantiles al año”
Así lo manifestó el director de Espacios Verdes, Rubén Segarra. “La cantidad de piezas que llegan para que arreglemos es terrible”, agregó. Aunque las reparaciones son constantes, en el mantenimiento de juegos sólo trabaja una cuadrilla de siete personas. El área confecciona por año doscientos cincuenta juegos entre subibajas, hamacas, toboganes y trepadores que luego se colocan en las plazas. “El vandalismo ocurre con mayor frecuencia en los barrios”, resaltó Segarra. Y sostuvo que en los parques de zona centro no sucede tanto porque hay mayor iluminación.


“Lifschitz no es consciente de lo que tiene”


Declaró el restaurador Marcelo Castaño sobre el valor de las esculturas y la falta de presupuesto. “En 2009 Cultura nos dio cuatro mil pesos…nada”, se quejó “El dinero que necesitamos nosotros es mínimo si lo tenemos que comparar con lo que costaría hacer una estatua en este monumento”, agregó.
En consecuencia, Castaño manifestó: “Lifschitz, el intendente,  no es consciente del valor de las piezas escultóricas que tiene la ciudad”. Y resaltó que a veces no se pueden restaurar las obras por falta de presupuesto y no por falta de capacidad. El año pasado, el área de Restauración realizó las reparaciones en el monumento a Giuseppe Garibaldi a través de la gestión de la colectividad italiana.
“Los europeos restauran porque a través del turismo ingresa dinero, acá prefieren traer a un músico y llenar una plaza”, declaró el director del área. Y añadió: “ahora más que nunca debería estar Rosario en condiciones”. En el galpón 17, donde funciona el taller de Restauración, aguardan las estatuas para ser colocadas. “Muchas veces tenemos las esculturas listas para emplazar pero como no nos prestan la grúa de otra repartición no lo podemos hacer”, dijo Castaño

Adriana Sisto: “El vandalismo es falta de educación, no de cultura”
Así opinó la escultora rosarina conocida por tallar los árboles secos de los parques. Y agregó: “Cultura es precisamente lo que tenemos”. Sisto sostuvo que la ciudad debería estar saturada de obras de arte para que la gente entienda cual es el objetivo. “Las esculturas son para que ellos las disfruten”, manifestó.
Con respecto a la restauración y mantenimiento de las instalaciones públicas, la escultora remarcó: “Si rompen una pieza cien veces, hay que arreglarla cien veces”. Y resaltó que sólo así la sociedad va a encontrar cuál es el fin de los monumentos.
“Cuando uno trabaja en el espacio público, lo hace para la gente común y no para una elite determinada que va al museo”, declaró Sisto. Asimismo comentó que sus obras pueden ser disfrutadas con todos los sentidos a diferencia de una galería de arte.
Adriana Sisto es la creadora del proyecto “Los árboles rescatados del olvido”. En total lleva quince árboles tallados, siete en Rosario y el resto en diferentes partes del país.
“La idea es prolongarle la estadía al árbol”, expresó la artista. Su último trabajo está ubicado en el parque España, en la desembocadura de calle Mitre.
“Siempre me resultaron atractivos los árboles secos”, señaló Sisto y agregó: “Para mí no están seco, sino dormidos”. La escultora contó que desde pequeña veía personas encantadas en los troncos muertos y se imaginaba historias. “Me gusta el otoño, cuando los árboles están desnudos, porque me revelan sus secretos y sus formas”, declaró. La característica principal de sus esculturas quizás sean las figuras desnudas y sin facciones. “El rostro y la ropa nos da una identidad”, añadió. Y concluyó: “Desnudos somos todos iguales”.
Sisto no realiza bocetos previos antes de tallar un árbol, porque según dijo “las figuras salen solas” y describió el momento como mágico: “Tengo una conexión con la madera que no puedo explicar, es magia”. Su primer árbol tallado en 1998 está ubicado en plaza Sarmiento, en la intersección de San Juan y Corrientes. “Siempre me intrigó por qué estaba seco”, dijo Sisto.

“Cada vez que pasaba por ahí lo saludaba, era todo una ceremonia”,
recordó. Ese año la Municipalidad retiró todo los troncos secos de los parques para reemplazarlos por unos nuevos. “Sentí que estaban condenando mi árbol al pelotón de fusilamiento y decidí tallarlo para que no lo quitara”, manifestó.
“Me di cuenta que había mucha gente que pasaba por la plaza todos los días y no sabían que ese árbol estaba muerto”, contó sorprendida. Y agregó: “Me decían que estaba matando al árbol, cuando hacía diez años que estaba seco”.


La artista, que fue convocada por la Universidad de Guanajuato México para capacitar estudiantes, adelantó que su próxima escultura será un árbol seco ubicado frente al Museo Castagnino, cerca de uno que ya talló. También planea restaurar todas sus obras ya que muchas están escritas.




  

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